Vivía en una casa lo suficientemente grande como para
dejar cortos a muchos castillos de la gran Europa.. Se encontraba enfundada en
pijamas blancas que le cubrían delicadamente la piel, tenía sueños, siempre
quiso vivir libre en una gran casa de campo, así que invertía todos sus días
pensando en la administración de la misma, al principio es poco, luego el
dinero poco a poco se va recuperando.. No olvida que desde pequeña ha soñado
con salir de esa gran jaula, su padre, era un hombre muy trabajador que la crió
prácticamente en las calderas, así, mientras creció su conocimiento de la casa
era demasiado amplio, sabía cada detalle de la prisión, aunque se las ideaba
para salir y ver el sol en los jardines, notaba que había un mas allá, que la
estaba esperando, con la prosperidad abierta de par en par, el mundo de donde
venían los más preciosos frutos, telas, y demás enseres que se ocupaban en la
casa…
Tenía a su cargo, al pequeño de la familia, los B.
Eran una familia de personas bastante adineradas, pero a veces, solo a veces,
se les veía solidarios, cuando lo eran, todos aprovechaban, y por eso, les
tenían gran admiración y hasta miedo, les eran fieles, por miedo..
En la casa B. siempre se escondían misterios y muchos
giraban alrededor de dos grupos de personas, estos eran las dos familias que
trabajaban para los B. Los primeros
estaban despertando a las barbaridades de amenazas que los B. imponían a sus
trabajadores, y los otros, solamente obedecían..
Como Luz no quería mas que salir de ese lugar, cuando
reuniera todo el dinero, que escondía con su padre, nunca se metía en ningún
asunto, no le importaba, aunque tenía información de ambos bandos, todos sabían
que ella era una persona en quien confiar, hasta los Señores lo sabían, no por
nada, Luz era la encargada del pequeño de la familia, el primer nieto, el
heredero de la gran prisión..
Ella lo miraba con mucha pena, ya que era un pequeño
bastante inteligente, una personita que empezaba a denotar bondad de corazón de
manera natural, que pronto sería instruída de manera animal, para suceder a un
gran imperio de miseria y dinero..
Carlos Alberto, miraba a Luz como la nana más cariñosa
que hay, la cambiaría por su madre una y mil veces, aunque fuera alta traición
ante quien le importe, pero amaba también a su abuela, que lo consentía
bastante y le salvaba de vez en cuando de alguna travesura que se empeñaba
siempre en hacer..
Una noche de verano, mientras el niño dormía.. Luz
sentía un llamado en medio de su cansancio, los ojos apenas se abrían, parecía
que los brazos del sueño la atrapaban egoístamente, deseando hacerla suya
eternamente, en momentos, se entregaba al sueño sin luchar, pero la voz no lo
permitía, la lucha inconsciente demoró varios minutos, que a su mente, le
parecían horas..
La ansiedad de despertar al reconocer la voz que le
hablaba, la estremeció y finalmente la encendió mentalmente a la realidad, era
el Señor B. que se encontraba a su lado, de pie, sosteniendo una escopeta, poco
a poco los sonidos se hacían audibles, y las luces de las antorchas se hacían
visibles, y los gritos de las personas, heridas, los que gritaban fuera de la
habitación, todo se mezclaba en un mar de confusión que Luz apenas y entendía..
Cuando descubrió que estaba completa, su primer
pensamiento se dirigió al niño, Carlos lloraba en una esquina, abrazando sus
piernas, tapándose los oídos, indefenso, como ella lo habría sido hace mucho
tiempo frente a las pesadillas de el castillo, al verlo solo, se acercó a
abrazarle y le dijo: Todo estará bien.. Sonriendo, el niño dejó de llorar, pero
se le pegó, aterrado, mas fuerte que cualquier ponzoña..
En un instante, la puerta se encontró lo
suficientemente rota, como para ver lso pasillos cubiertos en llamas y a
miembros de las dos familias, gritándose y peleándose, por que se echaban la
culpa mutuamente de estar arruinando el castillo, de haber iniciado el fuego en
un atentado entre empleados que parecía no tener sentido..
La familia de Luz, era su padre, que gracias al cielo,
en ese momento se encontraba de viaje por ayudar luego con el mantenimiento de
las calderas, para el invierno que se aproximaba..
Era un gran alivio, pero a pesar de todo, el miedo de
estar sola le hacía temblar de pies a cabeza, hasta sentir que parte de ella,
aquel niño que se le colgaba, podría sentirse peor, no podía reacionar, todo
era confuso, y de repente se escuchó un sonido fuerte, silenciador y
autoritario, de una buena vez...
El señor B. había dado un disparo al aire, aquietando
los ánimos de los empleados, gritó con una voz severa, que es todo esto!.. si no se retiran de inmediato, haré que todos
paguen muy caro el escándalo!...
Bajaron las cabezas, muchos soltaron los utensilios
que estaban usando para amedrentar a los del otro bando, hasta que de repente,
un rebelde, empezó a abrir fuego hacia nosotros..
La mirada del
patriarca se encendió, y gracias a la puntería que sus prácticas habían
logrado, mataba de un solo disparo a cualquier rebelde que se levantaba en su
contra, Cubrí la cabeza del niño, por miedo a que se manchara la consciencia de
sangre, de venganza, de dolor, lo hice justo a tiempo, de la nada, una flecha
atravesó el centro del pecho del Señor, como si él estuviera hecho de
mantequilla...
No tuvo tiempo de voltear a vernos, ambos bandos, de
las familias que disputaban, estaban hambrientos de sangre, eufóricos, deseaban
matar a la dinastía, se habían cansado de las migajas de solidaridad que pocas
veces lanzaban los B. a sus familias..
Sin entender si todo eso era un complot, ni conocer
razones, entendí que era mi momento, debía salir de ahí, debía llevarme al niño
conmigo, lo matarán si no lo hago..
Debo escapar, por aquí…
Se llevó el niño por los escondites, cargándolo, sin
que pudiera el ver nada, pero seguro sabía lo que estaba pasando, al punto de
simplemente callarse y abrazarla, para que pudiera salvarlo, a la final, algo
en su corazón decía que no era el momento para gritar, que también debía
protegerla a ella con sus oraciones y su amor..
Entre los rebeldes que asechaban la casa, se
encontraban muchos de los amigos de Luz, jóvenes que habían compartido con ella
desde niños, aquellos pasadizos por donde ella se aventuró a ir, con el tiempo,
y los sucesos extraños, las leyendas de los B. y las desapariciones extrañas de
dos niños, todos dejaron de ir a los oscuros pasillos por donde Luz se
aventuraba hasta encontrar la salida..
Ella debía apresurarse, ya que los demás no dudarían
en seguirla, había dejado atrás a tres testigos del rapto, que sabían a quien
debían ser fieles, por libertad…
El camino estaba obstruido por una gran roca, que
seguro pusieron los B. al saber que eran pasadizos de los empleados, para que
no robaran, así también nacieron las leyendas, sin esclarecer mucho el tema,
Solamente quedaba una cosa, remover una puerta que había estado sellada desde
que ella entró a los pasillos por primera vez, una catacumba, donde yacían los
cuerpos de los primeros B. Luz sabía que había una salida por el ducto de
ventilación, daría a las cloacas, una vez allí, todo sería seguir la luz, pero
no se imaginó con lo que se iba a encontrar…
En medio de la oscuridad, oh sorpresa, no eran las
tumbas lo que allí había, era un gran pasillo laberíntico de paredes y pisos de
mármol.. lo que veía no era lo que recordaba, habría entrado mal, las voces
hacia arriba, se hacían próximas, como sospechaba, los habían seguido, los
matarán cuando los encuentren, ella tenía que seguir..
Mientras ella avanzaba, los pasillos se iluminaban de
una tenue luz azul que hacía más cálido el ambiente, pero no menos tétrico..
Mientras se adentraba en el pasillo, empezó a sentir
aquella voz de los sueños, que la llamaba, no era la voz del pobre señor B. era
una delicada voz.. que la llamaba por su nombre, por alguna razón, Luz no tenía
miedo, empezó a dejarse llevar por el sonido, hasta que los dos niños, se encontraron
frente a una estatua, de una gran sirena.. Que lucía un grueso hilo de arcilla
en cada mechón del cabello, que terminaba en unas hermosas cabezas de
serpientes con zafiros en los ojos..
La estatua era imponente, pero era bella… la voz
provenía de la luz de los zafiros en los ojos de la estatua, era como un gran
ángel de piedra con forma de mujer que amablemente preguntaba..
Que es lo que
más deseas ahora, mi querida Luz..
A sus adentros, luz deseó que no fuera mentira tener
una protectora como ella, que dejaran de seguirles, pensó en salir de ahí, en
su padre, en llevarse al niño..
Tenía muchos deseos, pero no sabía como ordenarlos
para ponerlos en palabras…
La gran estatua empezó a desquebrajarse hasta mostrar
la piel brillante del ser gigante frente a sus ojos..
“tu deseo es concedido, con una condición.. Debes
jugar este juego y pasarlo, para poder ser libre..”
Se transportaron como si de un sueño se tratara, a una
sala gigante, donde reposaban rocas gigantes que tenían números de piezas de
dominó, un juego que solo se jugaba en las fiestas, y solo los señores sabían..
Las rocas estaba flotando en una piscina inmensa, ellos se encontraban de pie,
sobre una de ellas, el truco, para salir vivos de ahí, era, lógicamente, saltar
a la pieza correcta, de lo contrario, quedaba solo la muerte, en una piscina de
agua que parecía quemar poco a poco los bordes de las piedras..
Carlos se mantenía bastante lúcido y recordaba con
precisión las instrucciones que su abuela le daba en cada juego, se había
vuelto observador, pero siempre tuvo miedo de jugar, vió la expresión de terror
que rodeaba a la pobre Luz, y decidió tomar las riendas de la situación, apenas
tenía 8 años, pero podía mantenerse sereno..
La miró confiado y ella asintió, sabiendo que esta
vez, dependía de él ayudarla, Luz apenas y le duplicaba la edad, pero sentía en
su corazón que el muchacho sabría hacer lo correcto..
Tenemos que saltar a la roca de la izquierda.. Se
miraron, se sonrieron, apretaron sus manos, parte de la jugada, era suerte, ambos
sabían que si estaban equivocados, aquel líquido burbujeante se los tragaría,
de todas formas, morirían juntos y morirían queriéndose como lo habían hecho
desde hace unos años atrás.. No les quedaba tiempo para pensar en que no podían
retroceder…
Los hombres que les seguían, habían sabido ya, que
solamente quedaba un niño de esa maldita casta, que debían asesinar, el dominio
debía terminar, con toda la familia muerta..
Mientras los jóvenes armados avanzaban en el pasillo,
la luz azul empezaba a oscurecer hasta apagar cada antorcha… los hombres apenas
se percataron que estaban entrando en dominios ajenos, no les importaba, el
sentimiento de odio, tenía ciega a su razón, mientras avanzaban, el camino se
les dificultaba, las paredes, se abrían, sacando grandes y puntiagudas espinas
largas que trituraban la carne de los hombres..
Ellos no escuchaban la voz de la gran sirena que se
divertía alimentándose de las vidas que los hombres dejaban atrás mientras
buscaban a la traidora y al niño…
Ella sabía que es lo que cada hombre deseaba en su
corazón, pero escogería solo a los más fuertes, para cumplir sus deseos,
llevarlos a su juego, de laberintos…
Al llegar al salón principal.. los últimos 3 hombres
que quedaban, se dieron cuenta de que estaban agotando sus energías,
persiguiendo a dos personas sin darse cuenta de que eran más de 15 los del
grupo, reaccionaron ante la euforia.. se detuvieron, se miraron en centro de
una habitación, escucharon las risas que emanaban de las paredes, como si las
estatuas de mármol se divirtieran frente al espectáculo…
Luz sentía como dejaba de respirar con cada salto, y
no podía creer que apenas le faltara uno para salir de ese lugar.. Había
confiado en Carlos las 6 piedras que los habían librado de la muerte..
Faltaba apenas una.. El la miró preocupado,
hermana… no sé que piedra escoger ahora..
Les quedaba poco tiempo, porque el ácido carcomía las
rocas debido al peso que los niños ejercían sobre cada una.. la decisión era
importantísima.. no alcanzarían el final de la piscina y hacían una mala
elección..
Luz se inclinó sobre el pequeño, que intentaba
explicarle el por qué de sus dudas, lo silenció con un beso en la frente,
sonrió para el, y le dijo..
Carlos, confío en ti, confía tu, en ti mismo, decide,
saltaré contigo a donde creas que debemos ir..
Cuando saltaron, la roca se mantuvo inestable, pero se
mantuvo, por lo que apretaron el paso y saltaron al final de la piscina.. al
llegar, no quisieron ver atrás, solamente corrieron por el pasillo hacia la
luz, aquella luz azul.. que los guió, a un lugar muy alto, desde el que podías
visualizar un gran salón hacia abajo.. un salón que tenía a 3 hombres de pie,
inmóviles, rodeados de sombras que parecían grandes jueces, que los señalaban..
Sonriéndoles en la oscuridad..
Luz intentó apretar el paso, pero sintió un jalón de
parte de Carlos, que miraba entristecido la escena por el balcón..
La voz de la mujer resonó en un espantoso eco que
estremeció a todos los seres de el lugar..
“si ese es tu deseo, te lo concedo, si pasas una
prueba más!.. No tomaré tu vida si te equivocas, sinó la de los que quieres
salvar..”
El muchacho miró a Luz.. “no puedo dejarlos morir, me
entiendes, verdad?”
-Eres un muchacho del todo necio, pero, también soy un
poco así..
-Me apoyarás?
-Dime cuándo no lo he hecho..
Entre ellos y el pasillo que los guiaba a la salida..
se abrió un gran precipicio que parecía no tener fondo, y delante de éste, unas
grandes sogas, sostenían unas piezas de madera que tenían dibujados arlequines
de diferentes colores y cartas, si las tocabas, se caerían, pero el objetivo,
formar con las que quedaban una gran mano de maghjong..
Detrás de ellos, se habían sentado media docena de
jueces del juego, entre ellos, el difunto padre, todos estaban reunidos para
ser implacables con las decisiones de ambos jóvenes, de los que dependían la
vida, de sus grandes y mas fuertes enemigos…