Se encontraba en la misma casa, aunque ésta vez encontraba muchas cosas distintas.. Tenía un gran ático dónde se alojaban, en grandes estantes, filas y filas de rollos de películas, como que hubiesen filmado la historia de la casa y de sus habitantes durante miles de horas, todas estaban archivadas secuencialmente, pero sin numeración.. Eran siete estantes paralelos,que formaban largos pasillos, cuando los vio por primera vez, creyó que nunca se aventuraría a llegar al otro lado de éstos..A ratos, se acercaba al lugar, miraba por el borde de la puerta, siempre con curiosidad y recelo, veía cómo desde el fondo empezaban a encenderse luces.. La cámara, al final del pasillo, que mágicamente empezaba a reproducir voces que ella reconocía, colores que le eran familiares.. Al reconocerse a sí misma entre las voces, se asustaba, siempre se iba, prometiéndose, dejar de observar..
Ese día cumplía 15 años.. Tenía el cabello castaño, lacio, hasta la cintura.. Usaba el vestido blanco que siempre soñó con ponerse y que hasta ese día, le quedaba largo.. Aquel día era el más añorado desde que se le obsequió el vestido.. La fiesta había sido un sueño de bonita.. Pero, sabía que para pasar de ser "niña a mujer" debía vencer todos esos miedos que traía consigo la primera etapa de su vida, para sellarla con broche de oro y no recordar cosas que la harían sentirse inferior a los demás jóvenes de su edad, despreocupados y valientes... Era un reto personal subir al ático y deshacerse de la curiosidad de la cámara al final de los pasillos...
Para subir hasta la puerta, no existía nada más que una escalera de madera, al subirla, notó que todo el lugar estaba totalmente oscuro, que seguramente su imaginación se había apoderado de ella, y que si había una cámara al final de los estantes, no había manera de encenderla a menos que ella misma lo hiciera... Al dar apenas tres pasos en el pasillo, los estantes empezaron a crecer más y más a lo largo... Ya el objetivo estaba demasiado lejos para seguir avanzando, se estremeció de pies a cabeza al escuchar un golpe seco, rápido, como un gran tropezón, las luces se encendían mágicamente una vez más, quiso regresar a la escalera, pero ya era tarde, el pasillo al otro extremo también era demasiado lejano como para regresar, sentía tanta desesperación, se dio cuenta de que sus pies no podían despegarse del suelo.. Aquel golpe que había escuchado inicialmente, se transformó en decenas de pasos que desorientaban la ubicación de los mismos, no tenían sentido, se sentían lejos y cerca a la vez, sombras oscuras entrecruzaban los pasillos y cuando al fin pudo moverse, se dio cuenta de que, no tenían final los muros de rollos de películas, se habían vuelto un laberinto lleno de sombras que parecían tejer una telaraña a su alrededor... Aquellas sombras se burlaban de su inocencia y en el eco se escuchaban las risas y voces que le decían que al fin había llegado el día, aquellas voces sabían que ese día ella llegaría al ático, la habían estado esperando por años.. Las sombras tomaban forma y eran como las de niños que corrían.. Ella no esperó, no dijo nada, cuando pudo moverse, retrocedió.. Sabía que tarde o temprano llegaría a la escalera, que era lo más cercano.. Cuando al fin veía que llegaba a la salida... Pudo sentir el tacto de aquellos niños que jalaban su amado vestido hacia las luces de la cámara que encendida reproducía su vida, su deseo de salir era tan fuerte, que el miedo le brindó una fuerza extrema una voluntad tan grande, que le devolvió la vida, cuando la despertó...