miércoles, 28 de agosto de 2013

Ser Muro..



Se encontraba entre unas inmensas torres, semidestruídas por el paso de los años.. Los seres que han pisado este lugar miles de veces, le susurraban parte de sus historias al oído, dejándola sorda por la acumulación desorganizada de ideas en su cabeza, quedaba en blanco.. Pero sus ojos no la engañaban y se podía respirar belleza y esplendor, la magnífica edificación que se levantaba delante de ella..

Había gastado todos los ahorros de cuatro años y medio, mientras sus amigos gastaron en diferentes oportunidades de salidas y playa.. Ella guardó todo con este objetivo, y finalmente estaba ahí.. En las ruinas de uno de los lugares más lejanos de casa, nunca había viajado tan lejos.. 

La brisa rozaba sus manos que colgaban de su cuerpo, al pasar, movía no solamente aquellos deditos delicados, sinó movía su alma completa.. En medio del silencioso ruido de los susurros, se escuchó la voz de su corazón, le decía que camine hacia el norte.. 


"Siempre le hago caso a mis instintos.. No puedo quedarme, caminaré, aunque siempre que camino sin sentido, vivo una historia digna de publicar en una novela.."


El vestido se ondeaba mientras caminaba a favor del viento.. Terminó detenida por un muro.. Este era alto y lleno de unas líneas delgadas que talladas, parecían contarle las grandes hazañas que fueron vistas y sentidas en pequeñas magulladoras delgadas, casi imperceptibles, que al reunirse, le daban el color típico y avejentado al lugar..

Al tocar una de éstas magulladuras, apenas y rozarle, la transportó a una escena que la impactó.. 

Viajando en el tiempo, se dio cuenta de que ahora ella era el muro y miraba gente.. Vestida de retazos maltrechos, que iba y venía lentamente.. En un rincón, se reunían cuatro niños igualmente mal vestidos, que sin hablarse se miraban seriamente hasta que uno de ellos se rindiera a la risa..


En medio de la actividad cotidiana, la tranquilidad es interrumpida por unos hombres fornidos que pasan como sombras sembrando oscuridad y de repente, como una sacudida al despertar, un objeto grande y grueso se incrustó en el muro sellando el sonido de un grito..

Al retirar suavemente su mano de la gran pared, el grupo ya estaba pasando junto a ella y así, resguardándose en la realidad dejó atrás los susurros que la seguían llamando para darle a conocer sus historias..