Un día común de aquellos donde la
noche es cálida, se ven las estrellas y la iluminación de la ciudad juega con
el ambiente, lo hace propicio para una “salida”.. Isabel se arregla y empieza a
buscar algún amigo o amiga para salir, lo consigue, se decide ir con una
cercana a un momento de recreación, a Isabel le gusta beber, pero no hasta
perder la consciencia, simplemente, beber hasta estar feliz, salen, y caminando
por el sector de los bares, reciben invitaciones de los impulsadores a
distintos lugares, se sientan al fin en el lugar esperado, en un buen puesto,
junto a un mini árbol de calor, y empiezan qa conversar de hombres, de la vida,
de las experiencias vividas, de fútbol, realmente, conversan las mujeres hasta
de los zapatos de la vecina, pero se conversa, se nace para conversar cuando se
es mujer, mujer que no conversa, es por que tiene algún problema, que no desea
compartir, el compartir es natural en el ser humano, y no hay nadie mas humano
que Isabel, que ha tenido que sufrir a ratos por no delimitar el compartir con
los demás… Conversando iban, hasta entonarse.. Y al salir, sin haberlo
discutido anteriormente, entraron en un bar donde la música era alternativa, ya
que así se han destinado los gustos, desde su infancia, nada que sea corriente,
y menos vulgar.. Al entrar, volvieron a pedir alcohol, pero de la misma manera,
en formas medidas, se acercaron a un vidrio que dividía dos ambientes, de
seguro el de alado la estaba pasando de maravilla con la música latina, que
para Isabel sería demasiado, si ya ver a los de alado moverse era una tortura,
escucharles, sería un horror, de todas maneras era gracioso criticar un poco el
ambiente que podían ver a través del vidrio, de repente, conversando sobre el
trabajo y las aventuras del mismo, salió a flote el tema de su corazón, no tocó
por mucho tiempo, ya que empezó a guardar en sus adentros aquel sentimiento
especial por ese hombre..
De repente, en medio de una buena
canción.. como que algo la llamara, a voltearse, y siempre que se tienen ese
tipo de sensaciones, lo más justo y lo más pronto que se pueda, Isabel obedece,
y girando despacio y disimuladamente, encuentra un escote de una blusa, pegado
al vidrio cual caracol en pecera, se notaba el mediano largo de el cabello
sucio y mojado de esta fornida mujer contra el vidrio, a Isabel le llama la
atención ver que, en estas épocas, una mujer se pegue a un vidrio.. Y peor aún
si este es transparente y hay un ambiente alado, Isabel se caracteriza por ser
una persona muy seria, aunque tenga una vida de varios caminos, no sería capaz,
al menos en ese estado, de salir a la calle a que “te estampen” contra una
pared transparente, mientras pensaba en la exageración del momento, la pareja
se despega de su mundo y su pasión y siguen bailando, aunque nada le quita lo
sexualmente al baile vecino, Isabel decide tomar un descanso y comentarle la
escena a su compañera, tan solo para, tomar asiento y ver más.. por un momento,
hasta que se aburran, en el acto la palidez empieza a ser familiar en el rostro
de Isabel, siente un escalofrío y desesperadamente busca su celular, mientras
habla un poco descompuesta y alterada.. “Esa! Esa es la mujer!.. Necesito
fotografiarle, es una descarada!..” Y con mucha agilidad, lo intentó varias
veces..
Esta mujer era la novia de José..
Aquel hombre que le había movido el corazón, era ella, con un hombre mayor.. en
una salsoteca!,, bailando como perra!
Isabel no tenía palabras para describir la sorpresa que se estaba
llevando.. pero no podía sacar una foto comprobatoria del asunto, La joven,
tampoco se preocupaba por no ser vista, y de seguro así viera a Isabel, no la
reconocería.. La noche pasó, la foto no se consiguió, pero el recuerdo y el
tamaño secreto que tendría que guardar.. Modificarían su forma de pensar, con
respecto al daño, al respeto y a muchas otras cosas en las que tendría que
reflexionar, antes de poder volver a abrir la boca..